sábado, mayo 14, 2011

APUNTEN AL PECHO.

Joaquín Murat era cuñado de Napoleón, casado con Carolina Bonaparte. Se conocieron en los sucesos del 13 de Vendimiario. Le ordenó que trajera cañones, al precio que fuera, y Murat lo consiguió al mando de un pelotón de caballería, desde entonces sus destinos e unieron.

Murat fue mariscal del Imperio. Para ser mariscal con Napoleón la principal característica necesaria era tener una valentía sin límite y en segundo lugar conocer el Arte de la Guerra. Napoleón hizo mariscal a Murat, más por su relación personal, dado que no era un buen estratega, ni buen administrador de los asuntos civiles, como se demostró el 2 de Mayo en Madrid, pero era de una gran bravura. Murat era un centauro, un oficial de caballería que rompía las filas enemigas carga tras carga, estando siempre en primera fila.

En la caída de Napoleón le traicionó, y posteriormente trató de unirse a él en los “cien días” pero fue derrotado, lo que le costó ser condenado a muerte por los aliados. Alguien lo acusó de cobarde por haber traicionado a Napoleón. Nada más injusto con este hombre, que pudo ser todo menos cobarde, como demostró en todos los campos de batalla de Europa y en su muerte.

En su ejecución por fusilamiento, el mismo mandó al pelotón: “Apunten al pecho, respeten el rostro, ¡ Fuego ¡”. Un hombre que ordena su propia ejecución no es ningún cobarde, Murat fue un bravo hasta el final.