EL PIB DE NUMANCIA
El primer enfrentamiento “reglado” entre Roma y Numancia fue cuando Marco Porcio Catón obligó a las tribus íberas a derribar sus murallas, so pena de destruirlas y arrasar la ciudad el ejército romano. Numancia se negó, y cuando Catón avanzó hacia el asentamiento arévaco los numantinos no le esperaron, salieron a enfrentarse a las legiones. Catón se retiró, un golpe de suerte en la carrera del censor. Les hubieran masacrado.
Si veis Soria es árida y yerma, Numancia no tenía apenas cultivo, sólamente ganadería. Numancia exportaba guerreros. Las tribus de alrededor, cumpliendo la íbera “devotio”, les daban víveres, ellos daban guerreros. Los íberos, a las órdenes de Aníbal demostraron, que bien mandados, eran los mejores soldados. Para vencerlos había que matarlos en combate, no se rendían nunca y su combatividad era digna de Marte.
Roma mandó varios ejércitos consulares, todos fueron derrotados por unos pocos miles de numantinos. Lo más notable es que fue en combate abierto. Sólamente Aníbal pudo derrotar a Roma en combate abierto, fue con guerreros íberos y porque era Aníbal. Numancia lo hizo sin Aníbal, a ejércitos romanos mucho más numerosos. No estaban mandados por Aníbal, pero eran numantinos. Como ya he comentado más veces, las legiones eran como el sol, el viento y la lluvia, todo lo reducían a polvo. Y la pequeña tribu arévaca lo único que pudo hacer fue pasar a la inmortalidad, empuñando una espada, frente a Roma.
Esta herencia de Numancia cuando tuvo buen general, dominó el mundo, al redoble de los tambores de la infantería española. Numancia no ha muerto. Ahora no sólo debemos ser servidores del implacable Marte, si no del comercial Mercurio. Los negocios son la Guerra, pero como numantinos.
Si veis Soria es árida y yerma, Numancia no tenía apenas cultivo, sólamente ganadería. Numancia exportaba guerreros. Las tribus de alrededor, cumpliendo la íbera “devotio”, les daban víveres, ellos daban guerreros. Los íberos, a las órdenes de Aníbal demostraron, que bien mandados, eran los mejores soldados. Para vencerlos había que matarlos en combate, no se rendían nunca y su combatividad era digna de Marte.
Roma mandó varios ejércitos consulares, todos fueron derrotados por unos pocos miles de numantinos. Lo más notable es que fue en combate abierto. Sólamente Aníbal pudo derrotar a Roma en combate abierto, fue con guerreros íberos y porque era Aníbal. Numancia lo hizo sin Aníbal, a ejércitos romanos mucho más numerosos. No estaban mandados por Aníbal, pero eran numantinos. Como ya he comentado más veces, las legiones eran como el sol, el viento y la lluvia, todo lo reducían a polvo. Y la pequeña tribu arévaca lo único que pudo hacer fue pasar a la inmortalidad, empuñando una espada, frente a Roma.
Esta herencia de Numancia cuando tuvo buen general, dominó el mundo, al redoble de los tambores de la infantería española. Numancia no ha muerto. Ahora no sólo debemos ser servidores del implacable Marte, si no del comercial Mercurio. Los negocios son la Guerra, pero como numantinos.
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