sábado, junio 12, 2010

ALGO LETAL

Esta mañana, muy temprano, mientras arrastraba mi avejentada humanidad por las orillas del Ebro. Un peregrino, para mí perfectamente identificable como japonés, me pidió, exigió, que le indicara el Camino de Santiago. Todo se desarrolló en “perfecto inglés”.

Yo adoro y admiro Japón, y los japoneses. Cuando terminé de explicarle su camino. Le hice una reverencia de respeto y cortesía, dándole los buenos días y el adiós en japonés. Las dos palabras que conozco.

Él, me miró un instante, con mirada fiera. Me hizo una reverencia perfecta y me dió las gracias, muchas gracias, en un japonés más perfecto que el mío. Su voz, fue una voz de antaño. No la he visto en ninguna película de Kurosawa. El japonés, era, es, menudo y fibroso, llenaba el espacio. Su voz y reverencia fueron perfectas.

En ese momento, y durante un segundo me atravesó algo letal, tuve un terrible escalofrío. El espíritu de Miyamoto Musashi, había venido a orillas del Ebro. Llamado por este hombre. El alma del samurai estaba allí. El aura del peregrino era un tigre.