sábado, junio 25, 2011

LA CHUSMA

Napoleón asistió a los sucesos de las Tullerías, donde la chusma asaltó el palacio, masacró a la guardia suiza (las mujeres revolucionarias besaban las cabezas decapitadas de los suizos) y le hizo ponerse el gorro figrio al Capeto (Luis XVI). El Sire dijo que si el Capeto se hubiera puesto al frente de los suizos con la espada en la mano y acometido a la chusma con fiereza, ésta se hubiera retirado. Los suizos murieron como hombres de armas, en combate. A él, el destino lo puso a prueba el 13 del Vendimiario del año IV (5 de Octubre de 1795). Murat, comenté hace poco sobre el bravo Joaquín, le trajo los cañones, y el Sire disparó sobre la chusma, sin dudar. Salvó la República.

En esa época, la chusma degollaba y masacraba cuando se hacía con el mando. La respuesta tenía que ser proporcional. Dejarse devorar por el monstruo para apaciguarlo, nunca ha sido la mejor opción. Y la proporcionalidad debe fijarse bajo la tutela del que impone la orden y la justicia, a sangre y fuego si es necesario.

Cuando vi al imbécil de Arturo Mas llegando en helicóptero me acordé del Capeto.