miércoles, enero 24, 2007

NAPOLEÓN&NELSON. VI.

Si Napoleón hubiera podido desembarcar su ejército en Inglaterra el riesgo para los británicos habría sido extremo. La pelea entre la Francia napoleónica e Inglaterra era un enfrentamiento de un león contra una ballena, temibles cada uno en su elemento pero fuera del alcance respectivo. El león francés tenía que cruzar el Canal de La Mancha para poder enfrentarse a la Army británica, pero en el Canal estaba la Navy, la ballena.

Los británicos en su enfrentamiento con Napoleón, afirmaban que sus murallas eran de madera, la madera de sus barcos. Y quien mandaba la flota que debía enfrentarse a la marina francesa, apoyada por la española, era el almirante Horatio Nelson.

En estas entradas del blog, he esbozado una serie de puntos de comparación entre Nelson y el General Bonaparte, ya que el emperador no sería equiparable. Nelson era un guerrero en estado puro y Napoleón, aparte de ser el mejor general de su época, fue algo más. No es extenso ni detallado, queda fuera de mi alcance por tiempo y conocimientos, en mi vida de “Clark Kent” mi actividad no es la Historia ni las Letras, en estos temas soy diletante. He tratado de reflejar aspectos menos conocidos de esos dos grandes hombres y serán temas recurrentes en este blog.

Esta humilde comparación, con las cautelas antes comentadas, termina con la muerte de estos dos grandes hombres. Nelson murió en combate, el supremo sacramento del guerrero. Napoleón murió, prisionero en el exilio de Santa Elena. Del sire hablamos otro día.

La muerte de Nelson en la batalla de Trafalgar, afianzó aun más su leyenda y fue glorificado por sus compatriotas. La victoria británica garantizaba la seguridad de Inglaterra frente a la invasión napoleónica. Nelson, era muy popular y tenía mucho predicamento en el pueblo. Su muerte, fue coherente con el resto de su vida, amor a su patria y cumplimiento del deber en el oficio de las armas.

Ya hemos hablado aquí bastante de Trafalgar, y lo seguiremos haciendo. La superioridad británica, antes del combate era muy grande. Nelson era una de las causas, de esa superioridad. Su liderazgo y capacidad como brillantísimo estratega naval, conferían a los británicos una fe en la victoria clave para cualquier enfrentamiento.

Todas sus actuaciones durante los días previos y en la batalla de Trafalgar son dignas del gran hombre que fue. Son numerosas y variadas. La famosa arenga de “Inglaterra espera que cada hombre cumpla con su deber”, que ha quedado grabada en el alma británica durante generaciones. Sus debates con sus hombres. Su manejo de la disciplina. El memorando previo a la batalla. El que cuando estuviera agonizando y se le informó de la victoria dijera: “gracias a Dios he cumplido con mi deber”. Muchas más sin duda.

Descanse en paz.