lunes, enero 22, 2007

LA ESTATUA.

El cenit de Napoleón fue Austerlitz, a partir de esa batalla y sus acontecimientos posteriores, Napoleón inició su caída que se culminaría en Santa Elena. La aventura española y la campaña rusa fueron las muestras más claras de su deriva, del declive de su estrella.

El general Bonaparte y posteriormente el Cónsul Bonaparte, tuvo un gran sentido de la realidad y supo distinguir los colaboradores honestos y capaces. Que le decían lo que debían decirle, no lo que él quería oír. El emperador fue arrinconando y prescindiendo de estos hombres valiosos y se rodeó de aduladores incapaces, sus modos dictatoriales iban en aumento y no admitía opiniones contrarias. Cuando los dioses quieren condenar a un mortal le dan la soberbia para que le nuble la vista y le lleve al fracaso.

Napoleón, que siempre cuidó de forma rigurosa el que no se le diera una pompa personal excesiva, fue sucumbiendo a la tentación del fasto . Es conocida la anécdota sobre una estatua que le iban a erigir para situarla en una plaza de Paris. Los aduladores, conocedores de sus modelos romanos, propusieron representarle al modo de los escultores de esa época, con corona de laurel, túnica,....etc. También pensaron en representarle desnudo, como los atletas griegos. Estaban debatiendo sobre este asunto, y pensaron consultarlo con gente de armas, por conocer mejor al emperador. Fueron a ver al almirante Bruix con este problema. Éste, soldado íntegro, les indicó: mejor desnudo, así será más fácil besarle el culo, y despidió a la cuadrilla de cortesanos.