viernes, octubre 30, 2009

LA TIERRA DE BOIORIX

Uno de los mayores peligros para la Roma republicana fue la invasión de cimbros y teutones. Estas dos naciones emigraron desde los oscuros bosques de Germania hacia el sur. Roma no se enfrentaba a ejércitos, si no a naciones enteras.

Los bárbaros iban desplazando a los pueblos celtas, y entraron en los territorios de influencia romana. Esto produjo los primeros enfrentamientos con victorias para los cimbros y teutones, como Nórico y Arausio. El peligro de invasión de Italia era inminente. Roma decidió poner al mando a Cayo Mario, experimentado general.

Lo primero que hizo Mario fue instruir al ejército con una férrea disciplina. Los cimbros y teutones se separaron por no poder abastecer a las dos naciones en conjunto durante la marcha. Lo segundo que hizo Mario fue elegir el terreno. Fue en primer lugar a por los teutones. Dejó pasar a todo el ejército bárbaro delante de su acuartelamiento, para que sus soldados se acostumbraran a la visión de los gigantescos bárbaros, y que se llenaran de ansia de combate. Posteriormente les siguió hasta Aquae Sextae, en la Galia, donde destruyó a la nación teutona.

Cuando los cimbros invadieron Italia, Boiorix, su rey, fue a pedir a Mario tierras para instalarse. Si los romanos se negaban, se unirían a sus hermanos teutones, a los que esperaban reagruparse en Italia, y destruirían Roma. Mario sonrió ante la petición del rey cimbro y le dijo: "a vuestros hermanos teutones ya les hemos dado tierra". Cimbros y romanos se enfrentaron en Vercelae, donde los cimbros fueron aniquilados por el ejército romano. Cayo Mario fue nombrado como el tercer fundador de Roma.