GRAVINA
D. Federico Gravina y Nápoli, fue el comandante en jefe de la flota española en la acción combinada con la francesa, que mandaba Villeneuve, durante la campaña naval que culminó en Trafalgar.
Gravina ha pasado a la Historia como el almirante que permitió el desastre de Trafalgar, que no se impuso a Villeneuve, que era un político más que un marino de guerra. Churruca permanece como el modelo de marino de guerra. Ya Galdós en sus Episodios Nacionales participa de este criterio. Este juicio está sometido a diferentes opiniones, basadas en los documentos que recogen los sucesos de la época. En diversos libros, que se han publicado con motivo del 200 aniversario de la batalla de Trafalgar, se revisa la figura de Gravina y su actuación fue de gran altura militar y política.
Es importante comprender el contexto, no solamente desde el punto de vista bélico de las flotas combinada y británica, si no los aspectos políticos. Villeneuve, había caído en desgracia con Napoleón, lo que significaba que su criterio ya no contaba para el Sire y que él asumía las decisiones finales. El desconocimiento de Napoleón sobre los temas navales y su obcecación en esa campaña, llevó a uno de sus más grandes errores. Villeneuve conoció que iba a ser degradado y sustituido, por lo que tratando de congraciarse con el emperador y no teniendo nada que perder, salvo su vida, decidió presentar batalla a la flota de Nelson. Para su desgracia no murió en combate, si no que fue hecho prisionero. Suicidándose posteriormente camino de Paris, hay versiones que apuntan a un asesinato ordenado por Napoleón. Los que hemos leído atentamente la vida del Gran Corso, dudamos ampliamente de esta versión. Napoleón podía degradar con toda la crueldad a sus oficiales, pero no asesinarlos. Para él eso no era correcto a su persona, y como diría Fouché, sería peor que un crimen sería un error.
Gravina, junto al mando español proponía otras opciones, que trataremos otro día, cuya principal idea era desgastar a los británicos en el bloqueo durante el invierno. Godoy estuvo al tanto de las tesis españolas y las compartía, hay documentación que lo certifica. Pero después de ver la actitud de Napoleón, prefirió sacrificar la flota española para salvaguardas su futuro, directamente vinculado a Paris. Cambió de postura de forma escandalosa, dejando a Gravina en una situación sin salida. Avocándole al fracaso. Gravina entregó su vida al Altísimo como consecuencia de las heridas de Trafalgar el 9 de Marzo de 1806.
“Gravina es todo genio y decisión en el combate. Si Villeneuve hubiera tenido esas cualidades, el combate de Finisterre hubiese sido una victoria completa”, Napoleón Bonaparte en una carta escrita el 11 de Agosto de 1805
Gravina ha pasado a la Historia como el almirante que permitió el desastre de Trafalgar, que no se impuso a Villeneuve, que era un político más que un marino de guerra. Churruca permanece como el modelo de marino de guerra. Ya Galdós en sus Episodios Nacionales participa de este criterio. Este juicio está sometido a diferentes opiniones, basadas en los documentos que recogen los sucesos de la época. En diversos libros, que se han publicado con motivo del 200 aniversario de la batalla de Trafalgar, se revisa la figura de Gravina y su actuación fue de gran altura militar y política.
Es importante comprender el contexto, no solamente desde el punto de vista bélico de las flotas combinada y británica, si no los aspectos políticos. Villeneuve, había caído en desgracia con Napoleón, lo que significaba que su criterio ya no contaba para el Sire y que él asumía las decisiones finales. El desconocimiento de Napoleón sobre los temas navales y su obcecación en esa campaña, llevó a uno de sus más grandes errores. Villeneuve conoció que iba a ser degradado y sustituido, por lo que tratando de congraciarse con el emperador y no teniendo nada que perder, salvo su vida, decidió presentar batalla a la flota de Nelson. Para su desgracia no murió en combate, si no que fue hecho prisionero. Suicidándose posteriormente camino de Paris, hay versiones que apuntan a un asesinato ordenado por Napoleón. Los que hemos leído atentamente la vida del Gran Corso, dudamos ampliamente de esta versión. Napoleón podía degradar con toda la crueldad a sus oficiales, pero no asesinarlos. Para él eso no era correcto a su persona, y como diría Fouché, sería peor que un crimen sería un error.
Gravina, junto al mando español proponía otras opciones, que trataremos otro día, cuya principal idea era desgastar a los británicos en el bloqueo durante el invierno. Godoy estuvo al tanto de las tesis españolas y las compartía, hay documentación que lo certifica. Pero después de ver la actitud de Napoleón, prefirió sacrificar la flota española para salvaguardas su futuro, directamente vinculado a Paris. Cambió de postura de forma escandalosa, dejando a Gravina en una situación sin salida. Avocándole al fracaso. Gravina entregó su vida al Altísimo como consecuencia de las heridas de Trafalgar el 9 de Marzo de 1806.
“Gravina es todo genio y decisión en el combate. Si Villeneuve hubiera tenido esas cualidades, el combate de Finisterre hubiese sido una victoria completa”, Napoleón Bonaparte en una carta escrita el 11 de Agosto de 1805
1 Comments:
Muy interesante; el corso "aunque cruel" tenía las virtudes de un soldado.
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