martes, noviembre 07, 2006

NAPOLEON&NELSON III

La infancia de Napoleón, se puede resumir, en líneas generales, que transcurrió en el internado de Brienne que le preparaban para la carrera de las armas, cuya formación finaliza en la Escuela Militar de París. Los primeros años de Nelson, igualmente transcurren en la forma habitual de aprendizaje para los futuros miembros de la oficialidad de la Royal Navy. Para ambos personajes fueron tiempos poco amables, por el tipo de vida y por la pérdida de uno de sus progenitores. Napoleón perdió a su padre de cáncer de estómago (él heredaría su enfermedad y le causó la muerte en Santa Elena. Catalizada por otros factores) y Nelson a su madre.

La vida de Napoleón durante su infancia fue dura, por las exigencias de formación en un internado, su carencia de medios materiales y las frecuentes burlas de sus compañeros. Aparte de su especial naturaleza, esto forjó su espíritu con un temple firme para aguantar las pruebas futuras que le deparaba su destino. Napoleón nunca amó a nadie más que a si mismo, es de suponer que alguna influencia pudo tener esa infancia desprovista de cariño. Tuvo pasión por Josefina, aprecio y fidelidad por personajes que devinieron en su vida, y “amor sanguíneo” por su familia (su clan). Pero nunca amó a nadie. Su infancia está llena de anécdotas que denotaban los perfiles de un carácter especial. Como dijo un superior suyo, ascended a Bonaparte o si no se ascenderá el solo. Esta soledad de su infancia le acompañó toda su vida, nunca se abrió plenamente a sus semejantes, siempre levantó muros en su persona, como dijo él mismo estaba solo entre los hombres.

Nelson durante su infancia no tuvo acontecimientos especiales, siguió los escalafones habituales, sin tener un desempeño o características personales que llamaran especialmente la atención. Cumplió sus cometidos. Era hijo de un clérigo de escasa fortuna personal. Esto al igual que en Napoleón le marcó. Nelson siempre tuvo un cierto complejo de inferioridad frente a la nobleza que trataba de solventar mediante una exagerada exteriorización de sus logros y virtudes. Tenía dos naturalezas, una de marino de guerra entregado a su deber y otra de persona fatua que a veces rayaba en cierto patetismo (la anécdota de su encuentro con Wellington lo muestra de forma clara). Si hay que destacar algo de la infancia de Nelson, es que según sus superiores su valor no tenía mérito, porque no tenía miedo.

Napoleón durante su infancia fue un lector infatigable, de clásicos y obras de pensamiento de su época. Su comportamiento siempre trató de asemejar a sus héroes de la antigüedad. Paoli, dijo de él, que era un hombre de Plutarco y cuando fue prisionero de los ingleses, dijo que acudía a ellos como Temístocles a los persas. Siempre conservó un busto de Julio César en su lugar de trabajo (también tenía otro de Federico el Grande). Tenía un espíritu apasionado que se manifestaba en sus escritos de juventud. Intelectualmente fue siempre muy sólido y lejano de la superficialidad. A los trece años en una carta a un tío suyo manifiesta un conocimiento extraordinario del alma humana para su edad, la semblanza que hace de su hermano José en la misma es magnífica.

Nelson no tuvo una formación especial aparte de la Navy, ni nunca se distinguió por su interés por el pensamiento, fuera del militar.