domingo, noviembre 04, 2007

INFINITESIMALES

En “El erizo y la zorra”, uno de sus ensayos más conocidos, Isaiah Berlin analiza la postura de Tolstoi ante la Historia. Fundamentalmente en su inmortal “Guerra y Paz”. A partir de una frase poeta griego Arquíloco (“La zorra sabe muchas cosas, sin embargo el erizo sólo una e importante”), Berlin sostiene que Tolstoi quiso adoptar la postura del erizo y englobar su percepción de los hechos y sus ideas sobre el comportamiento del individuo en un único sistema ordenado de elementos interdependientes con un fin común. Sin embargo, su naturaleza de zorra no le permitió si no escribir con extrema agudeza acerca de sus personajes y los acontecimientos de los que fue testigo como individualidades inconexas, dirigidos por diferentes razones, causas e intereses y partes de un todo caótico y divergente.

Una de las afirmaciones más interesantes, es que Tolstoi al no encontrar ese único sistema ordenado de elementos interdependientes con un fin común, buscó la vinculación conjunta de las individualidades inconexas. El símil que emplea el profesor Berlin es matemático, esas individualidades serían elementos diferenciales que el maestro ruso, trató de integrar buscando el resultado del sistema. Pero cuanto más trataba de integrar, más complejos y ricos eran los elementos diferenciales que componían la realidad histórica, haciendo irresoluble esa operación integral.

El ensayo del profesor Berlin es muy interesante. Es una lectura de “Guerra y Paz”, así como del conde Tolstoi, que constituye en sí misma una obra mayor.

Napoleón decía que fue César quien conquistó las Galias, no los romanos. A mí me resulta difícil separar a César de los romanos, y pienso que los “elementos diferenciales” son críticos en el devenir de la Historia. Como ejemplo, el mismo Napoleón los sufrió en Waterloo. En la granja de Hougoumont, Wellington dejó al mando a un teniente coronel escocés muy aguerrido, McDonald. Cuando parecía que iba a caer la granja en manos francesas un miembro de su séquito le dijo a Wellington: “Hougoumont está perdida”, Wellington sin volverse comentó: “no, usted no conoce a McDonald”. McDonald rechazó a varios franceses, que habían logrado entrar, a bayonetazos y sablazos, con un brazo herido cogió un tronco ardiendo y atrancó la puerta rota por el ataque francés, salvando Hougoumont para los aliados. Esto fue una de las claves de Waterloo, no hubo que reforzar el flanco derecho. McDonald cumplió.

Como este ejemplo hay miles. César conquistó las Galias, pero un legionario romano que saltó sobre una formación de escudos gala, logrando abrir un hueco por el que sus compañeros desbarataron la formación gala. Wellington venció en Waterloo, pero McDonald estuvo en Hougoumont. Los granaderos del emperador hicieron sus aportaciones infinitesimales, sin ninguna duda, a la gloria del corso. Los elementos diferenciales, e infinitesimales, importan y suman.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Sí, lo infinitesimal tiene un peso infinito, nunca mejor dicho. Creo que fue Pitágoras quien dijo que no hay que despreciar en un sentido absoluto, porque un átomo hace sombra.

2:06 p. m.  
Blogger D. Blas de Lezo said...

Estimado Seleucus:

Gracias por tu visita. Es bonita la frase de Pitágoras.

Por cierto, C. Ruiz Zafón intervino ayer un programanuevo de literatura en la 2. "Amenaza" con un nuevo libro....

Saludos cordiales.

3:09 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Yo vi a Javier Sierra haciendo el ridículo en Cuatro (algo no muy difícil). Era el programa ese de lo paranormal. No sé quién barajó que unos restos arqueológicos localizados en Turquía fueran originalmente construcciones hechas para luchar contra alienígenas. Eso es lo que hay... Lo curioso es que dicho personal lea novela histórica y no clásicos de la ciencia ficción. Fenómeno digno de estudio.

10:33 p. m.  

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