REY DE HOMBRES
En La Vida de Samuel Johnson, su autor J. Boswell, define al mismo como un rey de hombres. En esta hagiografía del Dr. Johnson las hipérboles de este tipo son muy numerosas, pero no por ello deja de ser una obra mayor, muy recomendable. De hecho se la considera la mejor biografía escrita El bueno de Boswell, era un tipo muy peculiar, bebedor impenitente y gran aficionado a las hetarias (female sport, lo llamaba).
Este calificativo sobre Johnson, es exagerado, pero hermoso, plenamente homérico. El epíteto, rey de hombres, trae a la memoria al hijo del belicoso Atreo, Agamenón. Y Boswell quiere destacar a Johnson, no sólamente como un intelecto notable, si no como un hombre que tenía una ascendencia muy elevada sobre todas las personas que le conocieron. El sentido homérico, quizá sea más aplicable a otro tipo de actividades, donde el liderazgo sea más necesario para el buen fin de la empresa en cuestión. Sea esta civil, militar, religiosa, mercantil,.....
Viendo los acontecimientos de estos últimos tiempos, se ve la necesidad que se tiene de hombres y mujeres de un liderazgo fuerte, que no quiere decir tiránico, para llevar a buen fin este país nuestro. Pues los sacrificios que se han de hacer no son pequeños y el discurso no debe ser complaciente, si no preñado de exigencia y firmeza proporcionales a la magnitud de los problemas. Ejemplos numerosos tenemos. Una educación de calidad, no de manga ancha y semillero de mediocridad. Firmeza ante los asuntos de estado. Una cultura de esfuerzo y superación en todos los ámbitos de la sociedad. Y más. Estos temas son recurrentes en esta bitácora, pues me parecen fundamentales para el bienestar futuro de España.
Un caso muy interesante de rey de hombres, es el debate de liderazgo en el PP. Rajoy, el bueno de D. Mariano, tiene que legitimar su liderazgo, no lo tiene fácil, fue promovido a su actual cometido por designación “digital” de Aznar, por lo que tiene que demostrar que aparte de saber gobernar, hecho acreditado, sabe ganar. Zapatero tiene legitimidad dentro de su partido, ganó unas primarias, como fuera pero las ganó. A Rajoy, parece que le han perdido el respeto, esperemos a futuros acontecimientos, veremos si es merecedor en sus acciones de una alabanza firme. Sin llegar a ser comparado con los héroes de la Iliada, si que necesitará un temple muy bien forjado. Veremos.
Pompeyo lloraba amargamente por ver como César lograba un amor y devoción de sus hombres que él nunca tuvo. Lamentaba el ver a César sacar lo mejor de cada persona con la plena entrega a su causa. César era un rey de hombres, Pompeyo no.
Baltasar Gracián, en “El arte de la prudencia”, glosa muy bien este concepto en el punto 42:
Este calificativo sobre Johnson, es exagerado, pero hermoso, plenamente homérico. El epíteto, rey de hombres, trae a la memoria al hijo del belicoso Atreo, Agamenón. Y Boswell quiere destacar a Johnson, no sólamente como un intelecto notable, si no como un hombre que tenía una ascendencia muy elevada sobre todas las personas que le conocieron. El sentido homérico, quizá sea más aplicable a otro tipo de actividades, donde el liderazgo sea más necesario para el buen fin de la empresa en cuestión. Sea esta civil, militar, religiosa, mercantil,.....
Viendo los acontecimientos de estos últimos tiempos, se ve la necesidad que se tiene de hombres y mujeres de un liderazgo fuerte, que no quiere decir tiránico, para llevar a buen fin este país nuestro. Pues los sacrificios que se han de hacer no son pequeños y el discurso no debe ser complaciente, si no preñado de exigencia y firmeza proporcionales a la magnitud de los problemas. Ejemplos numerosos tenemos. Una educación de calidad, no de manga ancha y semillero de mediocridad. Firmeza ante los asuntos de estado. Una cultura de esfuerzo y superación en todos los ámbitos de la sociedad. Y más. Estos temas son recurrentes en esta bitácora, pues me parecen fundamentales para el bienestar futuro de España.
Un caso muy interesante de rey de hombres, es el debate de liderazgo en el PP. Rajoy, el bueno de D. Mariano, tiene que legitimar su liderazgo, no lo tiene fácil, fue promovido a su actual cometido por designación “digital” de Aznar, por lo que tiene que demostrar que aparte de saber gobernar, hecho acreditado, sabe ganar. Zapatero tiene legitimidad dentro de su partido, ganó unas primarias, como fuera pero las ganó. A Rajoy, parece que le han perdido el respeto, esperemos a futuros acontecimientos, veremos si es merecedor en sus acciones de una alabanza firme. Sin llegar a ser comparado con los héroes de la Iliada, si que necesitará un temple muy bien forjado. Veremos.
Pompeyo lloraba amargamente por ver como César lograba un amor y devoción de sus hombres que él nunca tuvo. Lamentaba el ver a César sacar lo mejor de cada persona con la plena entrega a su causa. César era un rey de hombres, Pompeyo no.
Baltasar Gracián, en “El arte de la prudencia”, glosa muy bien este concepto en el punto 42:
La natural capacidad de mando. Es una secreta fuente de superioridad. No debe proceder de un enfadoso artificio, si no de una naturaleza imperiosa. Todos se le rinden sin advertir el cómo, al reconocer el vigor secreto de la autoridad connatural. Estos hombres (temperamentos señoriales, reyes por mérito propio y leones por privilegio innato) cogen el corazón y la mente de los demás como prueba de respeto. Si tienen otras buenas cualidades, han nacido para ser los primeros móviles políticos, pues consiguen más con un amago que otros con una prodigalidad.
2 Comments:
Muy buena entrada ésta, tan interesante como el resto, se me había escapado en el lector de noticias. No tengo mucho tiempo para comentar normalmente, pero La Galera Real es un fijo por RSS.
Saludos
Muchas gracias por tus amables palabras y efectivamente el tiempo se escapa.
Gracias y saludos.
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