viernes, mayo 09, 2008

LAS MUJERES DE NELSON.

La única vez que se encontraron Nelson y Wellington, fue en la antecámara del Primer Ministro. Sin saber quién era su interlocutor. Nelson se pavoneó pomposamente ante Wellington. Cuando pudo conocer que con quien hablaba era Arthur Wellesley, su actitud cambió radicalmente y mostró su respeto y admiración, de igual a igual, por Wellington. Éste guardó un grato recuerdo de su entrevista con Nelson, primera y última, porque de ahí Nelson se embarcó en el Victory para acudir a su cita con el destino.

Este rasgo de la personalidad de Nelson, la fatuidad, que podía llegar a ser patética, venía de su inseguridad y cierto complejo, por su baja extracción social. Era un pigmeo en los salones y un gigante en el alcázar de un buque de guerra. Sus colegas, nobles, de la Navy, le llamaban el “hijo del predicador”. Esta desventaja, sin embargo, no impidió que fuera el almirante más reconocido y competente de su tiempo. Las murallas de Inglaterra frente al coloso corso, eran sus barcos y Nelson era su guardián.

Nelson estaba casado con Frances (Fanny) Nesbit. Esta buena mujer, no era la adecuada para la naturaleza de Nelson, que se podía definir como “una partícula cargada”. Fanny, mujer no muy agraciada físicamente, era aburrida y fría, lo que a Nelson no le llenaba en esa continua necesidad de admiración y vitalidad que complementaba y mitigaba su complejo de baja extracción social. Cuando volvía a tierra, después de sus misiones, la vida era aburrida y con no pocos conflictos con su esposa, por esa disparidad de naturalezas. No obstante su vida de marino, le permitió soportar esta situación.

Cuando conoció a Emma Hamilton, la joven esposa del embajador británico en Nápoles, inmediatamente se enamoraron. Él de la belleza, vitalidad y adoración que sentía por él. Ella de la gloria del almirante Nelson. Su romance fue escandaloso y censurado por la sociedad británica. Pero a Nelson se lo perdonaron, a Emma no. Nelson amó ciegamente a Emma, la historia de ese amor es muy conocida y llena de un gran romanticismo. La oposición de Nelson a todas las normas por su amor a Lady Hamilton, poniendo en riesgo su carrera, y la pasión que demostró, llevó a introducir en la leyenda su vida con Emma.

Una de sus últimas frases al capitán Hardy, en su agonía a bordo del Victory, fueron de recuerdo y petición de cuidado para Emma. En su última carta la dijo:

"Querida y adorada Emma, la querida y entrañable amiga: yo cuidaré de que mi nombre sea el más querido para ti y Horacia, a quien amo con toda el alma como a mi propia vida. Como ésta es mi última carta antes de la batalla, es para ti; espero que viva para terminarla. Que el cielo me bendiga con tus rezos".

A la muerte de Nelson, Emma quedó en la miseria, la familia de Nelson no aceptó el testamento del almirante, y la sociedad la ignoró. Fue encarcelada dos veces por no pagar sus deudas, murió en la más absoluta indigencia. Que fue como nació esta bella mujer, que de una carrera de cortesana pasó a la Historia por ser el amor del almirante Nelson.