UN ASUNTO TENEBROSO
Mañana van a dar la sentencia del atentado terrorista del 11 de Marzo de 2004. Parece, salvo sorpresa y/o interpretaciones nuevas, que se condenará a la mayoría de los imputados, porque durante la instrucción se han reunido pruebas suficientes para dicha condena. Esto, más que solemnizar lo evidente, es constatar un funcionamiento mecánico de la judicatura. Es decir, lo que le “ponen delante” lo juzga y punto. La sentencia, desde el punto de vista jurídico, colijo que será impecable. El sistema, en este apartado ha funcionado muy bien.
Mi duda es si lo que han “puesto delante”, es todo lo que había que poner. No lo sé, y creo que será difícil saberlo, aunque dada la importancia del evento no se puede descartar nada. Sin entrar en todas las teorías y especulaciones que se han hecho estos años, las que me parece que han confundido bastante y han tenido un sesgo muy politizado, no es descabellado conjeturar que hay lagunas importantes. No sé si esas lagunas serían relevantes, pero me cuesta mucho creer que la competencia técnica necesaria para llevar a cabo un atentado de esa magnitud estuviera presente, total y plenamente, en el juicio del que mañana se dará sentencia. Pero mañana, salvo cambios futuros de circunstancias que fueran determinantes, tendremos la sentencia oficial de la justicia española.
Hay también un aspecto interesante, D. Ángel Acebes ahora cambia el discurso, cuando fue de los que aludió a esas lagunas antes nombradas. No es lo mismo que lo diga yo aquí, a que lo diga el Sr. Acebes en una rueda de prensa. O se mantiene el criterio, o se explica el cambio de postura o antes de hablar se sopesa muy cuidadosamente las consecuencias. En cualquier caso, la actuación del Sr. Acebes es más que mejorable. Se podrá matizar e interpretar, todo lo que se quiera sus declaraciones pasadas y presentes, pero creo que lo dicho es constatable. El Sr. Acebes por haber sido el Ministro del Interior que le acaeció el atentado del 11-M y viendo la cadena de fallos, no tendría que estar en la vida pública. Desde luego en la empresa privada un hecho similar, y salvando las distancia por lo terrorífico del atentado, no sería admisible bajo ningún concepto.
Mi duda es si lo que han “puesto delante”, es todo lo que había que poner. No lo sé, y creo que será difícil saberlo, aunque dada la importancia del evento no se puede descartar nada. Sin entrar en todas las teorías y especulaciones que se han hecho estos años, las que me parece que han confundido bastante y han tenido un sesgo muy politizado, no es descabellado conjeturar que hay lagunas importantes. No sé si esas lagunas serían relevantes, pero me cuesta mucho creer que la competencia técnica necesaria para llevar a cabo un atentado de esa magnitud estuviera presente, total y plenamente, en el juicio del que mañana se dará sentencia. Pero mañana, salvo cambios futuros de circunstancias que fueran determinantes, tendremos la sentencia oficial de la justicia española.
Hay también un aspecto interesante, D. Ángel Acebes ahora cambia el discurso, cuando fue de los que aludió a esas lagunas antes nombradas. No es lo mismo que lo diga yo aquí, a que lo diga el Sr. Acebes en una rueda de prensa. O se mantiene el criterio, o se explica el cambio de postura o antes de hablar se sopesa muy cuidadosamente las consecuencias. En cualquier caso, la actuación del Sr. Acebes es más que mejorable. Se podrá matizar e interpretar, todo lo que se quiera sus declaraciones pasadas y presentes, pero creo que lo dicho es constatable. El Sr. Acebes por haber sido el Ministro del Interior que le acaeció el atentado del 11-M y viendo la cadena de fallos, no tendría que estar en la vida pública. Desde luego en la empresa privada un hecho similar, y salvando las distancia por lo terrorífico del atentado, no sería admisible bajo ningún concepto.
Hay un libro excelente, de la época napoleónica, que recomiendo lectura a D. José Blanco (del que algunos dicen que es imbécil) y a todos los políticos que más se han significado en lo referente al 11-M, “Un asunto tenebroso” de H. De Balzac . A D. Alfredo P. Rubalcaba no hace falta recomendárselo.